Había estado en Nueva York dos años atrás, la experiencia previa había sido buena, había turisteado lo básico, comprado poco y fiesteado cero. Me enamoré de la ciudad y del abanico de opciones que ofrece en cuanto a todo, museos, arte, exposiciones, shopping, experiencias gastronómicas, restaurantes, bares y personas de todo tipo y de todas partes, Central Park me enamoró a primera vista. Pero creo que no fue mi timing ideal el viaje pasado, no como en esta ocasión, que era perfecto y el viaje ni siquiera había comenzado.
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Todo empezó con una muy buena sorpresa, fue de mis primeros regalos de cumpleaños que el universo me tenía preparado, sólo pensé “really universe” .
Lo recibí con una llamada de la revista, contesté y lo primero que escuché fue “¿puedes ir a Nueva York dentro de veinte días?” yo dije, «¿que sí puedo? Sí, claro que puedo, ¿por qué?», y ella contestó “ porque nos regalan un viaje a Nueva York y pensamos en ti, sería ir a cubrir una nota un día”. Yo dije que claro, obviamente siempre estoy disponible para La Gran Manzana.
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Algo incrédula esperaba el momento donde me llamaran y me dijeran que se cancelaría el plan o alguna noticia macabra, la verdad no creí que me fuera a Nueva York, pero estaba loca de contenta con el notición.
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Los días pasaron y todo parecía mas palpable, empecé a recibir mails de la empresa que me había invitado. Y dos semanas antes de mi partida, mi mejor amiga, partner in crime, Lucile me llamó. Yo estaba en el DF y me dijo que vendría al viaje conmigo. Al día siguiente compró su vuelo, el par en busca de aventuras.
Llegó el día aterrizamos a JFK y yo no podía creerlo, estaba en La Gran Manzana con gastos pagados, nos esperaba un chofer, que nos llevó hasta el hotel, el lugar bastante cómodo y muy bien ubicado.
Ese día me acuerdo, di gracias al universo, me sentía la más afortunada, amaba mi trabajo, sentía que no podía pedir más, me sentía una mujer exitosa. Dormí con una sonrisa de oreja a oreja.
A la mañana siguiente la ciudad me esperaba y yo me aventuraré y descubrí cada rincón, con mi partner Lucile. Así fue, saltamos de la cama y la odisea comenzó, paseamos por la Quinta Avenida. Después corrimos de nuevo al hotel y fui al evento, por el cual estaba ahí, cubrí la nota y no me tomó más de dos horas. El trabajo había terminado, no había más tiempo que dedicarle a la chamba.
Brincaba de emoción reía y reía, volví al hotel y Lucile me dijo “¿cómo, ya terminaste de trabajar?” A lo que yo contesté “sí” con una sonrisa.
Llegó Lur una de mis mejores amigas que vive ahí y se acaba de graduar de Columbia. La admiro como no tienen idea, es mi bestie desde hace muchos años, nos dimos un fuerte y apretado abrazo, de esos que borran el tiempo y te recuerdan la estima mutua que existe en ambas partes.
Me cambié mi ropa de periodista profesional para pasar a ser una hipster de Brooklyn y nos fuimos a comer, un lugar delicioso de comida italiana, en una esquina muy coqueta. Yo veía todo color de rosa, pero de repente me encandilé con tanta guapura y masculinidad, un forro en la mesa de enfrente robó mi atención, nunca había visto a alguien tan guapo de verdad no podía dejar de verlo, pero en fin tristemente no pasó nada pero según yo me volteó a ver cuando pasé enfrente de él.
Bueno después de ese excelente comienzo con buena comida, buenas amigas, buen deleite de pupilas, me dí cuenta que sería un viaje que me cambiaría en muchos sentidos.
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