Es uno de los temas quizás más polémicos de todos: ¿qué tanto debo de gastar en el anillo? ¿hay un protocolo? ¿cómo elegir un anillo sin endeudarme? Yo sé que estas preguntas pueden ser un verdadero dolor de cabeza, y más cuándo el anillo de compromiso no sólo significa un accesorio, si no un símbolo de unión. Así que me di a la tarea de investigar qué procede a la hora de adquirir el famoso anillo. ¡Toma nota! (y respira, respira, já)
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Tradicionalmente, se acostumbraba a invertir dos o tres salarios en el anillo de compromiso, o darle el antiquísimo anillo familiar (ese que fue de tu bisabuela a tu abuela, a tu mamá y que ahora pasaría a tu futura esposa) pero los tiempos cambian y hay que ser realistas; para algunos esta cantidad está fuera de órbita o consideran que habría que invertirlo en otros aspectos de la boda.
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Para que tomes la mejor decisión, te dejo aquí algunas consideraciones:
–No gastes más de lo que puedes: sé que quieres ser súper espléndido con tu futura esposa, pero considera que una deuda representa problemas a largo plazo. Invierte a consciencia.
–No pidas prestado: es de muy mal gusto y tendrás encima la presión de cubrir tu deuda. Adáptate a tu presupuesto, verás que puedes conseguir el anillo perfecto.
–No dejes que nadie te diga cuánto o dónde: Recuerda que este es un paso que a final de cuentas sólo tú estás dando, no te dejes influenciar por la presión social de las familias, amigos o demás.
–Puedes considerar un pago a plazos: Si quieres hacer una compra realmente espléndida pero no quieres endeudarte hasta el cuello, considera una compra a doce meses, pero NO más. Más de doce meses implica intereses y deudas interminables.
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En resumen: quítate de encima los estereotipos de cómo se supone que hagas esta adquisición.
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