Hace unas semanas llego a mi otra historia de amor a distancia que me hace creer firmemente en el destino, se trata de la unión de María José y Pedro, ambos de Tabasco, y para ellos ésta distancia que tiene hasta a Guadalajara, adonde María José se mudó con su familia tras conocerse, no fue impedimento para vivir su relación, ya que solo logró hacer más fuerte su lazo amoroso.
Fotografía: Mauricio Juárez
María José y Pedro
Después de años de relación el ansiado momento de la propuesta llegó cuando Marijo menos lo esperaba, ella se fue a Barcelona a estudiar de intercambio y Pedro no dejo pasar la oportunidad de visitarla para viajar juntos por Europa, con una segunda intención de hacer la gran pregunta, pero la emoción de proponerse fue tal que Pedro se lo dio al primer día se su llegada, en Barcelona.
Fotografía: Mauricio Juárez
Fotografía: Mauricio Juárez
Para la gran planeación de su boda los novios eligieron a Marisol Fernández Natera para hacerse cargo de todo tipo de detalles, en una noche dentro de un estilo fresco y relajado sin dejar de lado los detalles que una boda necesita en los cuales el verde, blanco e ivory fueron la mezcla perfecta junto con maderas naturales, velas, platas, cristales y transparencias a juego una variedad de flores, que fueron hortensias, baby roses, millers, lisianthus, amimacus, dollars y follajes. Así, con tanta vida y romance, los 40 mil metros cuadrados de Hacienda La Siembra, donde celebraron su matrimonio, lució como un escenario botánico de lo más natural y fantástico.
Fotografía: Mauricio Juárez
Fotografía: Mauricio Juárez
El «acepto» ocurrió en el templo de Nuestra Señora de Guadalupe al estilo más folclórico mexicano. Como Pedro es de familia charra, 10 familiares y amigos asistieron con su clásica vestimenta de gala charra, y por si esto fuera poco, a la salida de los novios, hicieron su tradicional salida charra a través de un túnel de sombreros para darle la bienvenida a los recién casados en su nueva etapa.
Fotografía: Mauricio Juárez
Fotografía: Mauricio Juárez
Más tarde, para el primer baile, los novios eligieron como canción ‘Come What May’ de Moulin Rouge, entre chisperos y cohetes. Y qué mejor regalo que unas horas de mariachi, sorpresa para el novio por parte de sus amigos, que ambiento la velada al puro estilo mexicano hasta las 5 a.m.
Fotografía: Mauricio Juárez